Buongiorno!
Como diría la famosa canción napolitana: ¡Qué bella cosa un día de sol!
Subir la persiana y dejarme acariciar por un débil rayo de sol me hace feliz. Feliz como cuando de noche truena y el olor a lluvia se cuela por la ventana empujando la ciudad a un bosque impenetrable, tapizado de musgo, y donde crujen las ramas que se dejan vencer por la melancolía.
¡Hola amigos!
Esta semana ha sido especial, aún así he sacado tiempo para escribir en este blog, cada vez más valioso para mí.
Quería hablaros hoy de mi ritual previo a una sesión de fotos.
Antes de que te disparen a discreción – lo que en moda se conoce como «shooting»- es requisito indispensable ir con la cara lavada, el pelo limpio, aseada y bien depilada, como si acudieras a una operación quirúrgica.
¡Buenos días, familia!
Mi pelo es rebelde porque el mundo lo ha hecho así.
En mi día a día, los juramentos los reservo para los momentos en los que debo domesticar mis rizos o cuando no encuentro aparcamiento al volante y por mis labios se expresa el mismísimo Lucifer; y como ya sabemos que los peines y las tenazas los carga el diablo, Manuel Zamorano, mi peluquero del alma, se ha convertido en un hombre indispensable en mi vida, en dura lucha con mi marido, y al que resulta más fácil convencer de mis locuras.
¡Buenos días, amigos!
Hace años que no desciendo a un andén de metro porque soy una de esas personas que busca ansiosamente el sol, como si del amor se tratase.
Hago una entrada extraordinaria en mi blog para dirigirme a todas las madres.
El 7 de agosto del 2012 escribí un artículo en La Voz Libre que pretendía ser relajado, divertido y que fue confeccionado con cariño y guasa con tweets de amigos y compañeros que debatían sobre la lactancia en niños más allá de los 2 años (período recomendado por la OMS), debido a una publicación francesa en la que aparecía una mujer en portada amamantando a un niño grande, de unos 5 ó 6 años.
¡Hola amigos!
Acudir al desfile «Waterglazed» de Maya Hansen a primerísima hora de un domingo implica dos realidades: que amas a la diseñadora por encima de todas las cosas y que al salir del portal todos van a pensar que vas a misa vestida de pecadora.
¡Hola a todos!
En plena resaca de San Valentín, necesito sincerarme. Mientras bebo a sorbos la mañana y deambulo por casa, pienso en todas aquellas personas que no sólo pasaron por mi vida, sino que la sacudieron en un momento de ella.
¡Hola de nuevo a todos!
Desde que el universo celíaco me reclutó para dejarme la vista leyendo etiquetas en los supermercados, la lupa y la paciencia se han convertido en mis armas de guerra y las utilizo cada vez que necesito saber si el alimento que voy a tomar es criptonita (los 4 magníficos: trigo, centeno, avena y cebada).
¡Buenos días!
eréis, lo malo de celebrar una boda pequeña es que te queda mucha gente con la que festejar después. Y en ese estadio me hallo, en un constante homenaje de copiosas comidas con amigos de las que es imposible escapar. Porque por mucho que nos guste comer – y allí yo tengo un puesto honorífico- el body a veces pide a gritos descansar de tanto trajín.