7
Mar
¡Buenos días, familia!
Mi pelo es rebelde porque el mundo lo ha hecho así.
En mi día a día, los juramentos los reservo para los momentos en los que debo domesticar mis rizos o cuando no encuentro aparcamiento al volante y por mis labios se expresa el mismísimo Lucifer; y como ya sabemos que los peines y las tenazas los carga el diablo, Manuel Zamorano, mi peluquero del alma, se ha convertido en un hombre indispensable en mi vida, en dura lucha con mi marido, y al que resulta más fácil convencer de mis locuras.
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